domingo, 9 de noviembre de 2008

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN, EN EL CENTRO DE LA CONTROVERSIA

El último jueves 16 de octubre fuimos testigos de cómo una periodista era trasladada enmarrocada al penal de Santa Mónica. Magaly Medina perdió el juicio ante Paolo Guerrero, quien la denuncio por difamación y calumnia, al haber dicho que se escapó de la concentración de la selección antes de un importante partido. La Medina no pudo probar a que hora fueron tomadas las fotos de dicho ampay.

Para muchos este hecho no ha sido más que una cortina de humo, que busca desviar la atención ante las denuncias de corrupción del actual gobierno; para otros la justicia que tarda pero llega. Algunos periodistas sin embargo creen que se ha marcado un peligroso precedente que pondría en riesgo la Libertad de expresión. Libertad que a entender de varios, se ha degenerado en libertinaje.

Dicho libertinaje formó parte de la maquinaria fujimorista, los medios de comunicación fueron usados como difamadores sistemáticos; y la denominada prensa naranja (periódicos chicha) resultaron los más eficaces por sus titulares mordaces, fotos explícitas y coloridas portadas. Con la caída de dicho régimen la prensa chicha no perdió su formato y la televisión hizo del chisme la principal generadora de la opinión pública.

Sinónimo de buen periodismo
Dentro del mundo del periodismo, un arma legal para intentan frenar las investigaciones son las denuncias por difamación agravada; entabladas por los involucrados, a quienes se han convertido en los principales fiscalizadores de los gobiernos de turno, los periodistas. Esto ante la ineficacia del aparato de justicia que muchas veces parece no querer hacer nada para remediar dicha situación.

De este modo el caso Medina es visto como una amenaza tácita para muchos periodistas, que con una ética intachable ponen la verdad a la par con sus investigaciones; y que verán limitado su trabajo ante la posibilidad de pasar a engrosar la población de los ya hacinados penales, pues la ley se cumple para todos por igual.

Al filo de la navaja
Todo este espectáculo mediático que ha generado la detención de la Medina, ha puesto en el tapete temas como la Libertad de expresión y la violación a la intimidad, ¿qué esta primero, la libertad de expresión o el honor de la persona?, ¿deben los casos de difamación dirigirlas al ámbito civil? Las respuestas a estas preguntas han sido claras, la Libertad de expresión está primero, pero hay qué tener límites; y este tipo de condenas como en muchos países deben dirigirse al ámbito civil, dónde no habría prisión efectiva; sino, indemnizaciones y trabajo comunitario.


¿Libertad de escoger?
La televisión se ha convertido en el principal medio por el cual los peruanos nos informamos y entretenemos, pero está criminalmente sometida al rating, “darle al televidente lo que le gusta” parece ser la consigna de los empresarios televisivos. Así, mientras no haya una política gubernamental que decida invertir más del 3% de nuestras exportaciones en el sector educación, los espacios como el de la señora Medina están destinados a multiplicarse y a superar en sintonía a los pocos programas decentes de este país.

FOTO:www.magalytv.com